Liga Pro A

El ecuatoriano campeón de la Recopa Sudamericana con Liga de Quito que hoy se dedica a repartir bebidas para ganarse la vida

Uno de los laterales más prometedores del fútbol ecuatoriano hoy tiene un trabajo diferente por el bienestar de su familia

Por David Alomoto

Uno de los laterales más prometedores del fútbol ecuatoriano hoy tiene un trabajo diferente por el bienestar de su familia
Uno de los laterales más prometedores del fútbol ecuatoriano hoy tiene un trabajo diferente por el bienestar de su familia
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Marlon Ganchozo puso al fútbol en segundo plano. Ahora labora como repartidor de bebidas en una empresa multinacional para tener un sueldo fijo que le ayude a solventar los gastos en casa. Marlon Ganchozo nunca puso excusas para hacer una tarea fuera del fútbol.

En su familia le enseñaron que todo trabajo era digno, y más si se lo hacía con voluntad y mucha eficacia. Con 29 años no se ha retirado del fútbol, pero le tocó hacer una pausa. En marzo, cuando empezó la cuarentena en Ecuador por la pandemia del covid-19, puso su carpeta en la empresa de bebidas Coca Cola.

Hasta el año pasado jugó en Atlético Porteño y en este 2020 no tenía equipo, a pesar de algunas ofertas. Sin embargo, Ganchozo se inclinó por un trabajo donde recibiera un salario seguro, antes de tomar riesgos cuando los clubes afrontan problemas económicos. “Hay que sacar dinero para comer, ahora que está complicado todo por la pandemia. Lo hago por mi hogar, por mi esposa y mis dos hijos”, contó en entrevista con El Telégrafo.

En casa lo esperan su esposa Génesis Vélez y sus hijos, Randy Javier, de 7 años, y Marlon José, de 3. Por su labor pasa casi todo el día fuera, dependiendo de la carga laboral. Ganchozo sale de casa antes de que amanezca, pues a las 06:15 como máximo debe registrar su entrada. Su labor consiste en hacer los repartos en las tiendas de barrio, en el sur de Guayaquil, mientras se desplaza en un camión con todos los pedidos realizados.

La jornada se puede alargar hasta las 20:00 hasta  terminar de liquidar toda la mercadería y reportar en su lugar de trabajo, donde ya lleva tres meses. “Hay compañeros que tienen vergüenza de hacer otras cosas, porque solo han jugado fútbol. Si un día se les acaba el deporte, se les acaba todo, y no es así; siempre hay que buscar alternativas”.

Eso sí, aclaró que el fútbol no ha dejado de ser su pasión, pero ahora quedó en un segundo plano. Tiene buena relación con los directivos del club Patria, donde jugó en dos periodos, y ahora lo piden para un tercero. Por ahora no tiene intenciones de jugar, pues mientras continúa la pandemia su intención es tener recursos fijos para él y su familia.

En su mente siempre atesora sus mejores momentos en el fútbol, con Liga de Quito, club con el que debutó profesionalmente en 2010. Siendo un adolescente, su padre Jaime lo inscribió en la academia Alfaro Moreno. Ahí le dijo que se ponga una meta alta y que la cumpla. Su propósito era llegar a un club grande. Su padre no pudo verlo llegar a los “albos”, pues falleció cuando Marlon tenía 15 años.

“Fue un sueño cumplido, para mí y por mi padre. Cumplí con la promesa que le hice y viví ahí los mejores años”. Con Liga ganó el campeonato nacional 2010, como uno de los juveniles de la plantilla. También fue parte del título de la Recopa Sudamericana en el mismo año.

En los años siguientes recorrió por varios equipos, en la serie A, en la B o en segunda categoría. Mientras jugaba también se dio tiempo de aprender a hacer puertas, pues frente a su casa un vecino suyo tenía ese negocio en Guayaquil. Hoy, lejos del fútbol activo, Ganchozo le dedica el mismo esfuerzo y afán a su trabajo como repartidor. El retorno a las canchas lo ve lejano, pues su prioridad es su familia.


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