Como Neymar, el jugador que llegó al entrenamiento de la selección ecuatoriana en helicóptero

Pocos se pudieron dar ese lujo, mientras muchos de sus compañeros llegaban hasta en bus

Neymar-Selección Ecuatoriana / Foto: El Crack
Neymar-Selección Ecuatoriana / Foto: El Crack
Foto de David Alomoto
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La anécdota contada por Franklin Salas, el recordado "Mago" del fútbol ecuatoriano, ofrece un contraste vívido que ilustra las marcadas diferencias socioeconómicas dentro del camerino de una selección juvenil. El relato, compartido en los micrófonos de La Radio Redonda Quito, se centra en un suceso ocurrido durante la concentración de la selección ecuatoriana Sub-20 en las instalaciones de Fedenador, un equipo en el que coincidieron jugadores con realidades muy distintas.

Franklin Salas narró cómo él, proveniente de un contexto más humilde, realizaba el trayecto hasta el lugar de concentración de la manera tradicional: "cogía bus en el terminal terrestre para llegar a la concentración". Esta imagen de un joven futbolista utilizando el transporte público refleja la realidad de muchos talentos en Ecuador, que luchan por abrirse camino en el deporte con esfuerzo y sacrificios logísticos cotidianos.

El punto de inflexión del relato llega al describir la entrada de uno de sus compañeros, Dalo Bucaram, cuyo acceso al entrenamiento fue radicalmente diferente. Salas detalló que, mientras él llegaba en bus, Dalo Bucaram arribó directamente a las instalaciones de Fedenador en helicóptero. Esta espectacular forma de ingreso, más asociada a estrellas globales como Neymar o figuras de alto poder económico, evidenció la enorme disparidad de realidades que convivían en la concentración juvenil.

La anécdota contada por Franklin Salas, el recordado "Mago" del fútbol ecuatoriano, ofrece un contraste vívido que ilustra las marcadas diferencias socioeconómicas dentro del camerino de una selección juvenil. El relato, compartido en los micrófonos de La Radio Redonda Quito, se centra en un suceso ocurrido durante la concentración de la selección ecuatoriana Sub-20 en las instalaciones de Fedenador, un equipo en el que coincidieron jugadores con realidades muy distintas.

Franklin Salas narró cómo él, proveniente de un contexto más humilde, realizaba el trayecto hasta el lugar de concentración de la manera tradicional: "cogía bus en el terminal terrestre para llegar a la concentración". Esta imagen de un joven futbolista utilizando el transporte público refleja la realidad de muchos talentos en Ecuador, que luchan por abrirse camino en el deporte con esfuerzo y sacrificios logísticos cotidianos.

El punto de inflexión del relato llega al describir la entrada de uno de sus compañeros, Dalo Bucaram, cuyo acceso al entrenamiento fue radicalmente diferente. Salas detalló que, mientras él llegaba en bus, Dalo Bucaram arribó directamente a las instalaciones de Fedenador en helicóptero. Esta espectacular forma de ingreso, más asociada a estrellas globales como Neymar o figuras de alto poder económico, evidenció la enorme disparidad de realidades que convivían en la concentración juvenil.

La impactante llegada de Bucaram en un medio de transporte tan exclusivo en el ámbito deportivo ecuatoriano se convirtió en un símbolo de las diferencias de cuna. Dalo Bucaram, hijo del expresidente Abdalá Bucaram Ortiz, gozaba de un estatus socioeconómico privilegiado que le permitía este tipo de lujos, mientras el "Mago" Salas y otros jugadores enfrentaban las dificultades logísticas propias de un deportista emergente.

El contraste entre el helicóptero de Bucaram y el bus de Salas es más que una simple anécdota; es una metáfora de las dos caras del fútbol ecuatoriano. Por un lado, el talento que emerge de la base, forjado a través de la humildad y la adversidad, y por otro, la presencia de figuras que acceden al deporte a través de influencias y recursos económicos familiares, sin que esto prejuzgue su calidad futbolística.

La revelación de Franklin Salas subraya que, aunque todos los jugadores en la Tri Sub-20 compartían el sueño de representar al país, sus puntos de partida y los medios para llegar a la concentración eran diametralmente opuestos, dejando en evidencia un episodio que, por su singularidad, se asemeja a las historias de opulencia que se ven en el fútbol de élite mundial, pero en un contexto de selección juvenil ecuatoriana.

La impactante llegada de Bucaram en un medio de transporte tan exclusivo en el ámbito deportivo ecuatoriano se convirtió en un símbolo de las diferencias de cuna. Dalo Bucaram, hijo del expresidente Abdalá Bucaram Ortiz, gozaba de un estatus socioeconómico privilegiado que le permitía este tipo de lujos, mientras el "Mago" Salas y otros jugadores enfrentaban las dificultades logísticas propias de un deportista emergente.

El contraste entre el helicóptero de Bucaram y el bus de Salas es más que una simple anécdota; es una metáfora de las dos caras del fútbol ecuatoriano. Por un lado, el talento que emerge de la base, forjado a través de la humildad y la adversidad, y por otro, la presencia de figuras que acceden al deporte a través de influencias y recursos económicos familiares, sin que esto prejuzgue su calidad futbolística.

Escucha la anécdota del Mago Salas a partir del minuto 3:

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