Por David Alomoto
Moisés Caicedo estuvo en Santo Domingo donde recibió un homenaje en una caravana luego que quedó campeón del Mundo con el Chelsea y, anteriormente, en la Conference League. A Niño Moi lo treparon en un camión de bomberos y le lanzaban camisetas parque las firme. Los hinchas lo salieron a recibir en las calles por las que paseó de niño.
La ciudad de Santo Domingo de los Tsáchilas se vistió de fiesta para recibir y homenajear a su hijo pródigo, Moisés Caicedo. El talentoso mediocampista, orgullo del fútbol ecuatoriano, regresó a su tierra natal convertido en un verdadero héroe, tras haber alcanzado la gloria máxima al quedar campeón del mundo con el Chelsea. Este logro monumental con su club inglés marcó un hito en su carrera y en la historia del deporte ecuatoriano.
La celebración en Santo Domingo no se limitó únicamente al reciente título mundial con el Chelsea. Los aficionados también reconocieron su brillante participación en la UEFA Europa Conference League, donde el equipo de Caicedo se había alzado con el título anteriormente. Esta doble conquista en competiciones europeas consolidó su estatus como uno de los futbolistas más importantes del momento.
El homenaje a "Niño Moi" fue una verdadera explosión de alegría popular. Para que pudiera saludar y compartir con la multitud, Caicedo fue trepado en un camión de bomberos, transformado en una plataforma móvil para el campeón. Desde allí, recorrió las calles de su infancia, visible para todos los que salieron a rendirle tributo.
Durante la caravana, la euforia de los hinchas era palpable. La gente le lanzaba camisetas hacia el camión de bomberos, con la esperanza de que Moisés Caicedo las firmara como un valioso recuerdo de este momento histórico. El futbolista, con una sonrisa, intentaba complacer a la mayor cantidad posible de sus seguidores, en un gesto de agradecimiento por tanto cariño.
Las calles por las que Moisés Caicedo paseó de niño se llenaron de color y de la algarabía de miles de personas. Desde temprana edad, "Niño Moi" soñó con triunfar en el fútbol, y ver a su gente, a sus vecinos, saliendo masivamente a recibirlo en esos mismos lugares donde dio sus primeros toques al balón, debe haber sido un momento de profunda emoción y orgullo personal.
Este recibimiento en Santo Domingo no solo fue un reconocimiento a los títulos obtenidos por Moisés Caicedo, sino también una celebración de su trayectoria, su humildad y su conexión con sus raíces. El campeón mundial y de la Conference League regresó a casa para compartir su gloria con su gente, inspirando a nuevas generaciones a perseguir sus sueños, sin importar cuán grandes parezcan.
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