La reacción de Leonel Quiñónez luego que Alexander Alvarado le quitó el penal ante Mushuc Runa y luego falló

El lateral de LDU solamente hizo la expresión de "no puede ser", se tomó la cara y luego volvió a su puesto en el campo de juego

Liga de Quito / Foto: API
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Foto de David Alomoto
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El fútbol es un deporte de emociones a flor de piel, donde cada acción puede cambiar el rumbo de un partido y el estado de ánimo de los jugadores. En el reciente encuentro de Liga de Quito contra Mushuc Runa, un momento clave se vivió con un penal a favor de LDU. La situación, que ya de por sí genera tensión, se magnificó cuando Alexander Alvarado tomó la responsabilidad del cobro, a pesar de la aparente intención de Leonel Quiñónez de ejecutarlo. Lo que siguió fue un fallo que desencadenó una reacción elocuente y llena de incredulidad por parte del propio Quiñónez.

Previo al penal, la imagen que se pudo observar en el campo de juego generó cierta expectativa. Generalmente, hay un orden establecido para los pateadores de penales, pero en ocasiones, la decisión puede ser disputada por la confianza o el momento anímico de los jugadores. En este caso, Leonel Quiñónez se acercó al punto penal con la clara intención de cobrar, o al menos así lo interpretaron muchos, lo que añadió un matiz extra a la situación.

Sin embargo, fue Alexander Alvarado quien finalmente se hizo cargo del balón. La decisión de que el '10' ejecutara el penal se impuso, dejando a Quiñónez en un segundo plano, observando la acción desde una corta distancia. Este es un escenario común en el fútbol, donde las jerarquías o las designaciones previas prevalecen, pero no por ello deja de ser un momento de ligera tensión interna entre compañeros.

La expectación de los hinchas y de los jugadores era máxima. Un gol desde el punto penal podía significar una ventaja crucial en el partido. Sin embargo, la fortuna no estuvo del lado de Alvarado en esta ocasión. El disparo no encontró la red, y el penal fue fallado, sumiendo en un breve silencio al estadio y en una visible frustración a los jugadores de Liga.

En ese instante preciso del fallo, todas las cámaras y miradas se posaron en las reacciones. Y fue Leonel Quiñónez quien mostró una de las más expresivas y sinceras. Su primera reacción fue un gesto universal de incredulidad: "no puede ser". Una expresión que no necesitó palabras, solo el movimiento de su rostro y quizás un leve cabeceo, para transmitir la sorpresa y la frustración ante lo sucedido.

Acto seguido, Quiñónez se llevó las manos a la cara, un gesto instintivo de lamento y desilusión. No fue un gesto de enojo o reproche directo hacia Alvarado, sino más bien una manifestación de la oportunidad perdida, de la impotencia ante un error que podía costar caro. Era la reacción de un compañero que siente el golpe del fallo de su equipo, y quizás también, la de alguien que confiaba en su propia capacidad para haberlo convertido.

Después de esos segundos de visible desilusión, Leonel Quiñónez no se quedó inmóvil. Rápidamente volvió a su posición en el campo de juego, retomando sus funciones. Este regreso a la acción, a pesar de la frustración, demuestra su profesionalismo y su enfoque en el partido. El fútbol no da tregua para lamentarse, y la necesidad de seguir compitiendo se impone.

La reacción de Leonel Quiñóñez tras el penal fallado de Alexander Alvarado fue un pequeño pero significativo momento que ilustró la intensidad emocional del fútbol. Su gesto de "no puede ser" y el posterior acto de cubrirse el rostro reflejaron la incredulidad y la decepción compartida por el equipo. A pesar de haber sido relegado del cobro, su respuesta fue la de un compañero que sentía la frustración del error, un recordatorio de que en el deporte, las victorias y los tropiezos son siempre colectivos.

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