No pudieron ser campeones en Casa Blanca, LDU les ganó y Rabanal lanzó la culpa a los jugadores, esto dijo

El entrenador fue bastante contundente con su respuesta en rueda de prensa

IDV / Foto: API
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La derrota en Casa Blanca se convirtió en un amargo tropiezo para el equipo dirigido por Javier Rabanal, impidiendo la posibilidad de coronarse campeones de la LigaPro en el fortín de Liga de Quito. El resultado no solo significó perder los puntos, sino también una dolorosa postergación del festejo. Lo que se vislumbraba como una oportunidad inmejorable para sellar el título en un escenario de alta exigencia, terminó por exponer falencias que el técnico no dudó en señalar públicamente, desviando la atención del rival hacia el desempeño propio.

Tras el partido, Rabanal compareció ante los medios con una visible molestia, enfocando su análisis en los errores puntuales y graves cometidos por sus pupilos. Su crítica fue directa y sin ambages, centrada en la falta de concentración en momentos clave. La declaración más contundente resonó al afirmar: "Hemos perdido el partido no por falta de ambición, sino porque le dimos la espalda a un corner, como si tuviésemos 12 años…" Esta frase encapsula su frustración, sugiriendo que la caída se debió a fallas básicas, impropias de un equipo que aspira a ser campeón.

El entrenador español quiso dejar claro que la derrota no obedeció a una falta de deseo o de actitud ofensiva, sino a la ejecución de acciones defensivas cruciales. Al identificar el gol recibido en un tiro de esquina como un error "infantil", Rabanal apuntó directamente a la responsabilidad individual y colectiva en la lectura de juego y la seriedad táctica. Para un equipo que venía mostrando una gran solidez, esta desconexión fue catalogada como un preocupante retroceso en su seriedad competitiva.

Rabanal expresó una profunda preocupación por la pérdida de la consistencia que caracterizó a su equipo durante gran parte de la temporada. "No estamos siendo serios con nosotros como veniamos siendo", sentenció, marcando un quiebre en la autopercepción del grupo. La inesperada aparición de errores no forzados y expulsiones innecesarias, que casi no se habían visto durante el año, sugieren que la presión de las instancias finales pudo haber afectado la templanza y el foco de los jugadores en la recta decisiva del campeonato.

El técnico fue categórico al describir la situación de la LigaPro, manifestando un grado de confianza—o quizás frustración—sobre el destino del título: "es una liga que dificilmente no vayamos a ganar, pero cometemos errores infantiles". Esta declaración subraya la sensación de que, a pesar de tener una ventaja significativa o un rendimiento superior en términos generales, su equipo estaba poniendo en riesgo la coronación por descuidos básicos. Para Rabanal, ganar el campeonato era una obligación, y los fallos cometidos solo manchaban la autoridad con la que deberían haberse impuesto.

Las declaraciones de Rabanal constituyeron un fuerte llamado de atención al vestuario. Al deslindar la derrota de la estrategia o la ambición y achacarla a la "inmadurez" de los jugadores, el técnico buscó presionar por una corrección inmediata de la actitud y la concentración. El mensaje es claro: el título está a su alcance, pero solo podrán conseguirlo si recuperan la seriedad y la solidez que los había llevado a la cima, evitando que los "errores infantiles" terminen por costarle una victoria que, según él, estaba prácticamente garantizada.

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