Por Pablo Ordoñez
El estratega de Liga de Quito, Tiago Nunes, tomó una decisión táctica audaz al inicio de la segunda mitad del encuentro frente a Deportivo Cuenca en el Rodrigo Paz Delgado. Con el marcador 0-1 en contra, y buscando revertir la situación, el técnico brasileño optó por modificar el esquema en el mediocampo, generando un movimiento que impactó directamente en la función del "cinco" tradicional.
Al pitar el inicio del segundo tiempo, se evidenció un cambio significativo en la alineación de Liga de Quito. Carlos Gruezo, quien había ocupado la posición de volante central o "cinco" en la primera mitad, no regresó al campo de juego. En su lugar, Tiago Nunes dispuso el ingreso de Gabriel Villamil, y reubicó a Alexander Alvarado junto a Óscar Cornejo. La particularidad de esta decisión radicó en que ninguno de los jugadores que conformaron el doble pivote en el mediocampo eran mediocampistas de contención puros con las características tradicionales de un "cinco" o volante de marca posicional.
La salida de Gruezo y la inclusión de Villamil, junto con Cornejo y Alvarado, modificaron la estructura del mediocampo de Liga. Villamil, un mediocampista con vocación más mixta y una tendencia a la proyección, y Cornejo, un volante con características más de distribución y creación, conformaron la nueva dupla central. Esta configuración dejó al equipo sin un especialista en la recuperación y el corte de juego posicional en el eje central, al menos en el perfil de un clásico mediocentro defensivo.
La decisión de Tiago Nunes de prescindir de un "cinco" natural con el marcador adverso de 0-1 sugiere una clara intención: la búsqueda de un mayor volumen de juego ofensivo y una superioridad numérica en la creación. Al sacrificar al volante de marca tradicional, el técnico brasileño buscó sumar jugadores con capacidad de pase, visión y llegada al área rival. Se anticipa que con esta modificación, Liga de Quito intentaría tener mayor posesión de balón y una progresión más fluida desde el mediocampo hacia el ataque.
La presencia de Gabriel Villamil, conocido por su despliegue físico y su capacidad para sumarse al ataque, y la inteligencia de Óscar Cornejo en la distribución, podrían tener el objetivo de generar más opciones de pase y desequilibrio en tres cuartos de cancha. La salida de un jugador de marca pura como Gruezo implicaba un riesgo en la contención de los ataques de Deportivo Cuenca, pero al mismo tiempo, reflejaba la necesidad imperiosa de Liga de Quito de buscar el gol para igualar el marcador.
Este movimiento táctico al inicio de la segunda mitad se convirtió en uno de los puntos focales del partido, demostrando la urgencia de Tiago Nunes por cambiar el rumbo del encuentro y la disposición del cuerpo técnico a tomar decisiones arriesgadas para alcanzar el objetivo de la victoria en casa. El desarrollo de los minutos posteriores a esta modificación sería clave para evaluar el impacto de esta arriesgada apuesta táctica.
01/08/2025
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31/07/2025
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