El ecuatoriano es el peor enemigo del ecuatoriano, lo que dijo periodista de Guayaquil sobre el empate ante EE.UU.
El periodista Carlos Argüello dijo que la Tri no pudo ganar al equipo C de EEUU, y que se ilusionaron por la victoria ante Argentina B
El periodismo deportivo, más allá de la crónica del partido, a menudo se convierte en un espejo crítico de la realidad de una selección. El comentario del periodista guayaquileño Carlos Argüello, aludiendo a la frase "El ecuatoriano es el peor enemigo del ecuatoriano", surgió como una dura crítica al entorno y la autopercepción de la selección ecuatoriana tras un resultado poco convincente ante Estados Unidos. Esta frase, cargada de frustración, buscó señalar una tendencia a la euforia desmedida seguida de un aterrizaje forzoso a la realidad.
La crítica central de Argüello se articuló en torno a la actuación de la "Tri" en un compromiso que, según su análisis, no estuvo a la altura de las expectativas. El periodista afirmó con contundencia que la selección no logró imponerse al que calificó despectivamente como "equipo C" de Estados Unidos. Esta etiqueta no solo minimiza el esfuerzo del rival, sino que magnifica la decepción ante la incapacidad de Ecuador para lograr una victoria que se antojaba obligatoria.
El nudo de su argumento se enfocó en la peligrosa ilusión que se había generado en el ambiente. Argüello sugirió que la euforia reciente no se basaba en una solidez demostrada, sino en una victoria previa ante una "Argentina B". Este comentario es un golpe directo a la autocomplacencia, pues implica que el éxito anterior fue sobrevalorado al no haberse dado ante la máxima expresión del rival, creando una falsa sensación de grandeza.
La frase "El ecuatoriano es el peor enemigo del ecuatoriano" en este contexto se dirige a la figura del empresario y a la forma en que se maneja el entorno de la selección. Argüello insinuaba que hay elementos externos, quizás ligados a la promoción de partidos o la creación de expectativas comerciales, que inflan el optimismo de manera artificial, más por intereses económicos que por una evaluación objetiva del rendimiento futbolístico. Es un llamado a la mesura y al profesionalismo.
Para el periodista guayaquileño, esta dinámica de euforia y desilusión es un ciclo autodestructivo. Si el entorno se deja llevar por triunfos ante rivales de menor calado o formaciones alternativas, el posterior tropiezo ante una realidad más exigente, como la demostrada por el equipo de Estados Unidos, se siente con mucha más fuerza. En lugar de construir un proceso serio y con los pies en la tierra, la selección y sus seguidores caerían en la trampa de la sobreestimación.
En síntesis, la declaración de Carlos Argüello fue un ejercicio de periodismo crítico que utilizó una frase popular para lanzar una advertencia severa. Su objetivo no era simplemente cuestionar el empate o la derrota ante Estados Unidos, sino fustigar la cultura de la ilusión fácil. El periodista de Guayaquil buscó desinflar la burbuja de optimismo infundado, instando al entorno de la "Tri" a ser más autocrítico y a valorar los resultados con base en la verdadera jerarquía de los rivales.