Una falta de respeto para Jeremy Arévalo, hizo un viaje desde España y mira cuánto tiempo jugó con Ecuador ante Canadá
El delantero incluso solamente llegó a tocar el balón 1 vez, no pudo mostrarse ante los canadienses
La convocatoria de jóvenes talentos que militan en el exterior siempre genera expectativas en la afición ecuatoriana, y el caso de Jeremy Arévalo no fue la excepción. El delantero, que juega en el fútbol español, realizó un largo viaje transcontinental para unirse a la concentración de la selección mayor para el amistoso contra Canadá. Sin embargo, su participación en el partido fue mínima, generando una ola de comentarios que la califican como una "falta de respeto" al esfuerzo y el compromiso del jugador, dado el breve tiempo que estuvo en cancha.
El tiempo de juego de Jeremy Arévalo se limitó a tan solo 9 minutos (cinco reglamentarios y cuatro de adición) en un encuentro que se prestaba para dar más rodaje a los jóvenes talentos. La crítica principal apunta a que un viaje tan exigente desde España, que implica un cambio horario y un desgaste físico considerable, no se justifica con una participación tan marginal. Esta decisión del cuerpo técnico es vista como una oportunidad perdida no solo para el jugador, sino también para el equipo, que necesitaba variantes ofensivas en un partido donde el ataque fue notoriamente ineficiente.
El dato más revelador y frustrante para Arévalo es que el delantero solo llegó a tocar el balón una vez durante todo el tiempo que estuvo en el campo. Esto no solo evidencia el poco margen de tiempo que tuvo, sino también la falta de conexión y fluidez en el juego ofensivo del equipo en esos últimos minutos. Un atacante necesita participar en el juego para mostrarse y generar peligro; un solo toque de balón en nueve minutos es el reflejo de una oportunidad desaprovechada y de una falta de estrategia para involucrarlo en el esquema de cierre.
La selección ecuatoriana está en un proceso de transición y consolidación de su "Generación Dorada", y los partidos amistosos son cruciales para el fogueo y la integración de las promesas. El ingreso de Arévalo, incluso si hubiera sido por 30 minutos, habría servido para evaluar su rendimiento bajo la presión de la selección mayor y para darle experiencia internacional valiosa. Limitar su participación a nueve minutos es visto como un error de planificación que corta el proceso de maduración de un jugador que tiene proyección en el fútbol europeo.
Más allá de la crítica de los medios y los aficionados, surge la pregunta sobre el mensaje que esta decisión envía al propio jugador. Convocarlo implica un reconocimiento a su talento y progreso en España, pero la escasa participación puede interpretarse como una falta de confianza o una baja prioridad. Esto podría impactar la moral del joven delantero y la disposición de los clubes europeos a ceder a sus jugadores en futuras convocatorias, si el desgaste del viaje no se compensa con un tiempo de juego razonable.
La expectativa de la hinchada es que, en futuros encuentros, especialmente aquellos sin puntos en juego, el cuerpo técnico demuestre mayor audacia al darle más minutos a talentos como Arévalo. La necesidad de inyectar verticalidad y desequilibrio al ataque de Ecuador es palpable. La próxima oportunidad para Jeremy Arévalo y otros jóvenes será crucial para silenciar las críticas y demostrar que la selección está comprometida con la construcción de un proyecto a largo plazo que brinde espacio a sus promesas con potencial europeo.