Ecuatorianos por el Mundo

Mientras Felipe Caicedo le dio el dinero a su madre, lo que hizo Antonio Valencia con sus primer sueldo

Ambos jugadores ecuatorianos tiene muy buena relación fuera de las canchas

Por David Alomoto

Felipe Caicedo-Antonio Valencia / Foto: Olé
Felipe Caicedo-Antonio Valencia / Foto: Olé

Felipe Caicedo y Antonio Valencia son referentes de la liga ecuatoriana. Felipao decidió darle su primer salario a su madre, mientras que AV25 se compró un pollo asado, según lo que contó en el podcast de Pepe Mera. Valencia vivía en el predio de El Nacional y cuando salía, aprovechaba para conocer la ciudad y pasear con su pareja.

Felipe Caicedo y Antonio Valencia, dos nombres que resuenan con fuerza en la historia reciente del fútbol ecuatoriano, se han convertido en auténticos referentes de la liga ecuatoriana y modelos a seguir para las nuevas generaciones. Ambos jugadores, surgidos de orígenes humildes, alcanzaron la élite del balompié mundial, dejando una huella imborrable tanto en sus clubes como en la Selección Nacional. Sus trayectorias, marcadas por el sacrificio y la perseverancia, los han posicionado como íconos que trascienden lo meramente deportivo.

La humildad y el arraigo a sus raíces son características que definen a estos deportistas, algo que se manifiesta incluso en sus primeros pasos profesionales. En el caso de Felipe Caicedo, conocido cariñosamente como Felipao, su primer salario como futbolista profesional tuvo un destino conmovedor: se lo entregó íntegramente a su madre. Este gesto, más allá de lo económico, refleja el profundo respeto y gratitud que Caicedo siempre ha demostrado hacia su familia, reconociendo el apoyo incondicional que recibió en sus inicios.

Por otro lado, Antonio Valencia, apodado AV25, también compartió una anécdota reveladora sobre sus primeros ingresos como profesional. Según lo que contó en el popular podcast de Pepe Mera, con su primer salario se permitió un lujo muy particular y terrenal: se compró un pollo asado. Este relato, aparentemente sencillo, encapsula la modestia y la alegría por las pequeñas cosas que caracterizaban a Valencia en sus comienzos, un contraste con los lujos que más tarde le ofrecería su exitosa carrera internacional.

Los inicios de Antonio Valencia en el fútbol ecuatoriano, específicamente en El Nacional, también estuvieron marcados por una vida austera pero llena de sueños. Valencia vivía en el predio de El Nacional, una práctica común para muchos jóvenes talentos que llegaban de provincia con la ambición de triunfar. Esta convivencia en las instalaciones del club no solo les permitía estar cerca de los entrenamientos, sino que también fomentaba un sentido de camaradería y disciplina entre los futuros futbolistas.

A pesar de las limitaciones de vivir en un predio deportivo, Valencia aprovechaba cada oportunidad para explorar el entorno y disfrutar de momentos personales. Cuando tenía tiempo libre y salía de las instalaciones de El Nacional, aprovechaba para conocer la ciudad y pasear con su pareja. Estas salidas, lejos de los reflectores y la presión del deporte, eran sus momentos de ocio y normalidad, donde podía desconectarse y disfrutar de la vida más allá del fútbol.

Las historias de Felipe Caicedo y Antonio Valencia no solo son ejemplos de éxito deportivo, sino también lecciones de vida. Sus anécdotas sobre los primeros salarios y las vivencias en sus inicios, contadas con sinceridad, humanizan a estas figuras y las conectan aún más con la gente. Son recordatorios de que, detrás de la fama y los logros, existen personas con valores arraigados y una historia de esfuerzo que los llevó desde la humildad hasta convertirse en verdaderas leyendas del fútbol ecuatoriano.


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