Contra Botafogo fue estrella, pero el jugador de LDU que contra El Nacional fue uno menos

En Libertadores fue de los puntos más altos, pero contra el Rojo no pudo dar ni un pase bien: se trata de Carlos Gruezo

Liga de Quito / Foto: API
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El jugador Carlos Gruezo representa la dualidad del fútbol en un mismo mediocampista, mostrando en sus actuaciones con LDU la diferencia abismal que puede existir entre el rendimiento en el ámbito internacional y el torneo doméstico. Su reciente desempeño ante Botafogo en la Copa Libertadores lo catapultó como una de las figuras esenciales, un muro de contención impecable y un eje de distribución inteligente que fue clave para que el equipo lograra una épica clasificación a cuartos de final, remontando la serie con un dominio absoluto en el medio campo.

Este nivel de excelencia y solidez, sin embargo, contrasta notablemente con lo vivido en la Liga Pro contra El Nacional. En el clásico de la capital, el mismo Gruezo que se mostró infranqueable y lúcido ante el campeón brasileño, pareció ser "uno menos", falto de esa chispa y precisión que lo caracterizan. Su presencia no se sintió con la misma autoridad, y la fluidez del juego de LDU sufrió, evidenciando que la intensidad, la motivación y, quizás, el esquema táctico en el torneo local no le permitieron replicar su mejor versión.

La Copa Libertadores se ha convertido en el escenario donde el experimentado volante de la Tri ha brillado con mayor intensidad desde su regreso. En varios encuentros de la fase de grupos y los octavos de final, Gruezo fue uno de los puntos más altos del equipo, aportando la jerarquía necesaria para equilibrar el mediocampo. Su lectura del juego, capacidad para recuperar balones y experiencia en partidos de alta presión fueron fundamentales para la aspiración continental del "Rey de Copas" ecuatoriano.

Paradójicamente, cuando se esperaba que esa solidez se mantuviera contra rivales del ámbito nacional, las críticas surgieron tras el compromiso contra El Nacional. Los reportes señalan que, a diferencia de su maestría en la Libertadores, ante el "Rojo" pareció no encontrar su ritmo, con imprecisiones inusuales, incluso en lo más básico: no pudo dar ni un pase bien con la regularidad esperada. Estos altibajos ponen de manifiesto la dificultad de mantener la concentración y el rendimiento físico al máximo nivel en cada tres días, alternando competencias.

El caso de Carlos Gruezo no es único, pero sí muy ilustrativo de los desafíos que enfrentan los jugadores de élite en calendarios apretados y con distintas prioridades. Su actuación estelar contra el cuadro brasileño reafirma su calidad como jugador mundialista y su importancia en las instancias definitivas, donde su liderazgo y temple se agigantan. Es en la presión de la Copa donde el futbolista saca a relucir su mejor fútbol, aquel que lo hizo un referente de la selección.

Finalmente, la afición y el cuerpo técnico de LDU esperan que Gruezo logre encontrar un punto de equilibrio, trasladando esa versión de estrella continental a la consistencia del campeonato local. A pesar de los señalamientos por el partido en la Liga Pro, su trascendencia en la Libertadores es indiscutible. El reto para el mediocampista es estabilizar su rendimiento para que la excepción sea la mala noche, y la regla sea la contención y la jerarquía que Liga de Quito necesita para competir por todos los frentes.

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