Duró le dio la oportunidad en Emelec ante el Nacional pero defraudó, no pudo ni parar un balón

El jugador ingresó a la variante y en lugar de apoyar en el ataque, ralentizó las acciones y terminó siendo criticado

El Nacional-Emelec / Foto: API
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La situación del Club Sport Emelec sigue marcada por la irregularidad, y el partido contra El Nacional puso nuevamente los focos sobre el rendimiento de sus delanteros. El técnico Guillermo Duró, en su búsqueda por encontrar una referencia ofensiva efectiva, brindó una oportunidad a José "Tin" Angulo, un delantero que llegó con la promesa de recuperar su mejor versión y aportar el gol que tanto necesita el equipo eléctrico.

Lamentablemente, la ocasión de demostrar su valía se esfumó en una jugada sencilla que terminó por frustrar a la hinchada y al cuerpo técnico. El incidente se produjo cuando el lateral derecho, Romario Caicedo, un jugador que generalmente se proyecta y ofrece pases de calidad, le envió un balón en una zona donde Angulo debía controlar y pivotar para iniciar una acción de ataque o remate.

Según el relato periodístico, el atacante no pudo concretar el control más básico: "no pudo ni parar un balón". Este fallo en la recepción de un pase por parte de un compañero es particularmente grave para un delantero centro, cuya función primordial es retener la pelota, generar espacios y definir las jugadas de peligro que el equipo construye en el último tercio de la cancha.

El error de José "Tin" Angulo tuvo consecuencias inmediatas y costosas. Al perder el control de la pelota de manera tan sencilla, el Emelec no solo dilapidó una potencial jugada ofensiva, sino que regaló la posesión en un sector comprometido del campo. Este desliz fue aprovechado por El Nacional, un equipo rápido en las transiciones, que logró armar un contragolpe peligroso, poniendo en aprietos a la ya fragilizada defensa azul.

Esta acción se convierte en un símbolo del mal momento que vive el "Tin" Angulo en su regreso al fútbol ecuatoriano y en Emelec. Un jugador con su historial y calidad técnica no puede permitirse fallos de esa índole, que son más propios de la inexperiencia o la falta de ritmo. La presión sobre su rendimiento es inmensa, y este tipo de errores sencillos solo refuerzan las dudas de quienes cuestionan su capacidad para liderar el ataque del equipo en una etapa tan crítica.

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