El penal para Emelec fue dudoso ante el Cuenca y mira de lo que prefirió hablar la prensa de Guayaquil
Entre los comunicadores porteños rescataron mucho más la garra del Emelec para empatar con un hombre menos
La polémica tras el empate entre Emelec y Deportivo Cuenca en el Estadio Capwell no tardó en instalarse. Mientras que para la afición morlaca y muchos analistas, el penal que derivó en el 1-1 fue el punto central de la discusión, la prensa de Guayaquil optó por un enfoque muy diferente. En lugar de centrarse en la dudosa decisión arbitral, gran parte de los medios porteños dirigieron su atención hacia la "garra" y la "heroica" remontada del equipo azul, que logró igualar el marcador a pesar de jugar con un hombre menos.
Este sesgo informativo generó un debate paralelo sobre el rol de los comunicadores locales y su aparente parcialidad. Para los críticos, este tipo de cobertura minimiza la controversia arbitral y protege la imagen de los equipos grandes, restando mérito a los rivales. El penal, que muchos consideraron un error del árbitro, pasó a ser un simple pretexto para hablar de la resiliencia del Emelec, una narrativa que, aunque válida en ciertos aspectos, eclipsó por completo la discusión sobre la justicia del resultado.
La narrativa predominante en la prensa guayaquileña se enfocó en la figura de Luis Fernando León, quien marcó el gol del empate. Se destacó su temperamento y su capacidad para asumir la responsabilidad en un momento de máxima presión. Este enfoque, aunque celebraba el espíritu de lucha del equipo, ignoró el hecho de que su gol provino de una jugada que, según la repetición y la opinión de muchos expertos, no debería haber sido sancionada con la pena máxima. La valentía del jugador no puede desvincularse de la forma en que se le otorgó la oportunidad de marcar.
Asimismo, se hizo énfasis en el trabajo del entrenador, destacando su capacidad para reorganizar el equipo con un hombre menos y mantener la esperanza del empate. Esta perspectiva, que es común en el periodismo deportivo local, tiende a construir una épica alrededor del equipo, reforzando la idea de que los triunfos son resultado de la fuerza de voluntad y el carácter del club. Sin embargo, esta misma narrativa puede resultar problemática cuando omite detalles cruciales, como el factor arbitral, que en este caso fue determinante.
La discrepancia entre la narrativa de la prensa de Guayaquil y la de otros medios a nivel nacional subraya una brecha en la forma en que se informa sobre el fútbol. Mientras en otras partes del país se cuestionaba abiertamente la decisión del árbitro y se mostraba la indignación del entrenador del Cuenca, Beto Araujo, en Guayaquil se hablaba de una hazaña. Esta diferencia no es casual; refleja una tendencia a proteger y enaltecer a los equipos locales, lo cual, si bien puede ser bien recibido por la hinchada, compromete la objetividad periodística.
En conclusión, la elección de la prensa de Guayaquil de enfocarse en la garra del Emelec en lugar de la polémica del penal es un claro ejemplo de cómo la narrativa mediática puede moldear la percepción de un evento deportivo. Mientras para unos el partido se recordará por un empate heroico, para otros, quedará como un partido donde un equipo fue perjudicado por una decisión arbitral. Esta polarización demuestra que, en el fútbol ecuatoriano, la verdad a menudo depende de dónde se mire y de quién la cuente.