Jugaron en LDU y ahora se enfrentaron: Mientras Arce quedó campeón en Argentina a Tomás Molina le fue pésimo y esto pasó

Un momento agridulce y lleno de simbolismo se vivió en la final de la Copa Argentina 2025, donde dos exjugadores de Liga Deportiva Universitaria de Quito (LDU), Alex Arce y Tomás Molina, se enfrentaron en una dramática definición. Arce, defendiendo los colores de Independiente Rivadavia, terminó alzando el trofeo y celebrando un título histórico para su club, mientras que Molina, en las filas de Argentinos Juniors, se quedó a las puertas de la gloria, marcando un contraste significativo en sus presentes.

El destino quiso que Alex Arce se convirtiera en uno de los protagonistas directos del partido. El delantero paraguayo, quien regresó a Independiente Rivadavia después de un destacado paso por LDU, se hizo sentir en el marcador al anotar el primer gol de la final. Este tanto tempranero para la "Lepra" de Mendoza demostró su capacidad goleadora y su valor en los momentos decisivos, contribuyendo directamente a que su equipo se adelantara en un encuentro que terminó 2-2 en el tiempo reglamentario, forzando la tanda de penales.

Por su parte, Tomás Molina también tuvo un año resonante en Argentinos Juniors, siendo uno de los goleadores del equipo y del certamen de Copa Argentina en general, lo que lo llevó a ser considerado una pieza clave en la alineación del "Bicho". En la final, el atacante argentino buscó incansablemente el gol y el triunfo, pero el desenlace del partido reservó para él un giro desafortunado que eclipsó su buena campaña, remarcando la cruel diferencia entre el éxito y la derrota en una final.

La tensión de la definición desde los once metros puso a prueba los nervios de ambos equipos, y fue allí donde se selló la suerte de los excompañeros de la "U". A pesar del empuje y los goles de Argentinos Juniors para igualar la contienda, la tanda de penales fue el escenario de la desdicha para Molina. El delantero fue el encargado de ejecutar el cuarto penal de su equipo y su remate fue atajado por el portero Gonzalo Marinelli, sellando una de las fallas cruciales que le costaron el título a Argentinos Juniors, que perdió 5-3 en la serie.

El contraste no pudo ser más marcado: mientras Arce celebraba con euforia el primer título en la historia de Independiente Rivadavia, incluso marcando en el tiempo regular para su club, Tomás Molina debía asimilar la dolorosa derrota, con su penal atajado grabado como el punto de inflexión. Este desenlace es un recordatorio de lo caprichoso que puede ser el fútbol, donde la diferencia entre la alegría del campeonato y la amargura del subcampeonato se define en detalles, como un penal errado.