Lo que hizo Ismael Rescalvo para que Janner Corozo vuelva a brillar ante Orense y hasta anotó un gol

Janner Corozo ha vuelto a su mejor nivel, incluso anotando de penal. Rescalvo le dio libertad por la banda y eso le ayudó mucho

Janner Corozo / Foto: API
Janner Corozo / Foto: API
Foto de David Alomoto
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Para comprender el resurgimiento de Janner Corozo bajo la dirección de Ismael Rescalvo, es necesario remontarse al contexto en el que el jugador llegó al club, buscando una nueva oportunidad para demostrar su talento. Tras periodos de irregularidad en otros equipos, Corozo necesitaba un entrenador que confiara en él y que, sobre todo, supiera cómo potenciar sus habilidades específicas. Ismael Rescalvo, con su filosofía de juego ofensiva y su enfoque en el desarrollo individual de los futbolistas, vio en Corozo el potencial para convertirse en una pieza clave de su esquema, más allá de los altibajos que había experimentado en el pasado.

El primer paso de Rescalvo fue devolverle la confianza al jugador. En las semanas previas al partido, el técnico mantuvo conversaciones constantes con Corozo, enfatizando su importancia para el equipo y recordándole las cualidades que lo hacían un futbolista especial: su velocidad, su capacidad para desbordar y su potente remate. Este apoyo psicológico fue fundamental para que Janner dejara atrás las dudas y se sintiera respaldado por su entrenador. Rescalvo le comunicó claramente el rol que esperaba de él, dándole la libertad necesaria para expresarse en el campo y no limitándolo a una función estrictamente táctica, lo que a menudo había frenado su ímpetu en otras etapas de su carrera.

En el aspecto táctico, Rescalvo ideó un plan específico para potenciar a Corozo. Le asignó el carril derecho, pero con la instrucción de que no se quedara pegado a la línea de cal. En lugar de ello, le pidió que se moviera con libertad, que buscara espacios por dentro cuando fuera necesario y que, sobre todo, no tuviera miedo de encarar a los defensores rivales. Esta libertad de movimientos fue un cambio significativo, ya que le permitió a Corozo explotar su habilidad en el uno contra uno, una de sus mayores fortalezas. Rescalvo entendió que encorsetar a un jugador de sus características era contraproducente, por lo que le dio las herramientas y el espacio para ser el protagonista en ataque.

El plan de juego de Rescalvo ante Orense fue el escenario perfecto para que esta estrategia diera frutos. El equipo se enfocó en un juego de transiciones rápidas, aprovechando la velocidad de Corozo por la banda derecha. Los mediocampistas tenían la indicación de buscarlo constantemente con pases largos y diagonales que lo dejaran en posición de ataque. Esto desordenó a la defensa de Orense, que se vio obligada a retroceder y dejar espacios que Janner supo aprovechar con su picardía. La confianza que sentía el jugador se notaba en cada jugada, en cada regate y en la toma de decisiones, que era mucho más audaz y efectiva.

El desempeño de Corozo no se limitó a desbordes y centros. La libertad que le dio Rescalvo también lo llevó a participar más activamente en la construcción de las jugadas y a buscar la portería con mayor frecuencia. En varias ocasiones, Janner se desprendió de la marca para aparecer por el centro del área, generando peligro con sus remates o con pases precisos a sus compañeros. Este cambio de mentalidad, de pasar de ser un simple extremo a un atacante con mayor participación en la definición, fue clave en su recuperación y en el impacto que tuvo en el partido, demostrando que su repertorio ofensivo era más amplio de lo que se creía.

El punto culminante de su gran partido fue, sin duda, el gol que marcó de penal. Pero más allá de la ejecución, lo significativo fue la manera en que llegó a esa instancia. Janner fue quien provocó la falta, demostrando su insistencia y su habilidad para desequilibrar a la defensa rival. Al tomar el balón para cobrar la pena máxima, se notaba la seguridad y la convicción en su rostro. Rescalvo, desde la zona técnica, no dudó en que él era el encargado de ejecutarlo, un gesto más de la confianza plena que había depositado en su jugador. El gol fue el broche de oro a una actuación memorable y el símbolo de su renacimiento.

La transformación de Janner Corozo es un ejemplo de cómo la gestión humana y táctica de un entrenador puede cambiar el destino de un futbolista. Ismael Rescalvo no solo le dio un lugar en el once inicial, sino que le otorgó un rol protagónico y la libertad para ser él mismo en el campo. El técnico vio más allá de los números y las críticas, y se centró en lo que el jugador podía ofrecer si se sentía respaldado y con un plan claro. Este enfoque ha sido clave para que Corozo vuelva a ser el futbolista desequilibrante y goleador que todos sabían que podía ser.

El resurgimiento de Corozo ante Orense no fue un evento aislado, sino el resultado de un proceso cuidadosamente diseñado por Ismael Rescalvo. El técnico identificó las fortalezas del jugador, le dio el espacio para explotarlas y lo motivó a superar sus propios límites. Esta combinación de confianza, libertad y un plan táctico inteligente permitió que Janner Corozo volviera a brillar y se reafirmara como uno de los jugadores más importantes del equipo. Su rendimiento en ese partido es una muestra clara de cómo un entrenador puede sacar lo mejor de un futbolista cuando se le dan las herramientas correctas.

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