Los hinchas lo consideran un tronco en Emelec, pero saltó de titular contra Deportivo Cuenca en el Capwell

Nuevamente le dieron la oportunidad a un elemento que no cumple con las expectativas, Sergio La Máquina Quintero

Emelec / Foto: API
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En un panorama que a menudo se siente como un déjà vu para los seguidores del Emelec, la inclusión de Sergio 'La Máquina' Quintero en el once titular frente al Deportivo Cuenca ha reavivado una de las discusiones más recurrentes en el seno de la hinchada. Este movimiento del cuerpo técnico no solo sorprendió, sino que también generó una oleada de frustración en las redes sociales, donde el mediocampista es un blanco frecuente de críticas. Para muchos, Quintero simboliza una gestión deportiva que, a su juicio, ha fallado repetidamente al no encontrar el equilibrio entre el talento prometedor y el rendimiento consistente.

Las críticas hacia Quintero no son nuevas, ni son infundadas desde la perspectiva de los aficionados. Su apodo irónico de "tronco" ha sido acuñado a lo largo del tiempo debido a una percepción de lentitud y falta de fluidez en su juego, elementos que se contraponen directamente al dinamismo y la velocidad que los hinchas exigen en el mediocampo. Cada pase errático, cada pérdida de balón o cada jugada que no prospera se convierte en munición para un sector de la hinchada que no entiende por qué se le sigue dando la oportunidad a un jugador que, a sus ojos, no ha demostrado estar a la altura de lo que representa la camiseta azul.

Lo que muchos se preguntan es qué ven los entrenadores en él que los hinchas no ven. Es posible que los técnicos valoren atributos que van más allá de lo visible en un partido, como su capacidad en los entrenamientos, su actitud en el vestuario o su rol táctico en un esquema específico. Quizás Quintero cumpla una función defensiva o de contención que no siempre es apreciada por el público, pero que es crucial para el equilibrio del equipo. Sin embargo, estas razones no suelen ser suficientes para calmar la impaciencia de la afición, que prioriza el resultado tangible y el espectáculo.

El debate se extiende más allá de un solo jugador y toca una herida más profunda en el Emelec: la gestión de la plantilla y la toma de decisiones. La hinchada siente que hay una desconexión entre lo que ellos ven en la cancha y las decisiones que se toman desde el banquillo. La continuidad de Quintero en el equipo titular, a pesar de las críticas, es vista como un síntoma de un problema mayor, donde la meritocracia y el rendimiento en el campo no siempre son los únicos criterios para la alineación.

La situación de Quintero también pone de relieve la enorme presión que sufren los jugadores en equipos grandes como Emelec. Cada error es magnificado, cada acierto pasa desapercibido y la confianza de la hinchada se convierte en un bien escaso. La etiqueta de "tronco" puede ser difícil de quitar, sin importar el esfuerzo o las ganas que el jugador ponga. En este contexto, el apoyo del cuerpo técnico se vuelve fundamental, pero también genera un dilema: ¿están los entrenadores protegiendo a su jugador o, por el contrario, están ignorando la voz de la afición en su búsqueda de un resultado positivo?

En última instancia, el caso de Sergio Quintero es un reflejo de la pasión, la frustración y las altas expectativas que rodean al Emelec. Su titularidad contra el Deportivo Cuenca fue mucho más que una simple elección de alineación; fue un catalizador de un debate ya existente sobre la calidad de la plantilla, la dirección técnica y la relación a menudo tensa entre el equipo y sus seguidores. Solo el tiempo dirá si esta oportunidad servirá para que el jugador cambie la percepción de la hinchada o si, por el contrario, será un capítulo más en una historia que los aficionados preferirían olvidar.

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