Michael Estrada se perdió un gol imposible y cuando si anotaron Alvarado a Gruezo a Libertad, esto hizo y asombró
El delantero de Liga de Quito tuvo una gran oportunidad para anotar pero se demoró mucho en definir
El delantero ecuatoriano Michael Estrada vivió un momento de intensa frustración personal durante el partido de Liga de Quito contra Libertad, a pesar de que su equipo logró anotar goles importantes. La situación se volvió evidente no solo por el notorio gol fallado que se describió como "imposible", sino también por su reacción inusual y sorprendente cuando sus compañeros sí lograron inflar las redes. Este contraste entre el éxito colectivo y la decepción individual fue captado y comentado en transmisiones deportivas como la de Zapping.
La raíz de su frustración fue el yerro frente al arco. Michael Estrada se encontró en una posición inmejorable, con el arco prácticamente desguarnecido o en una situación de clara ventaja, y falló una oportunidad que parecía imperdible. En el fútbol, estos fallos suelen afectar profundamente el estado de ánimo de un delantero, cuya principal misión y fuente de confianza es precisamente la concreción de las jugadas. La presión de la afición y la autocrítica por la pifia se sumaron a su malestar.
Cuando Alexander Alvarado anotó uno de los goles a favor de LDU contra Libertad, la reacción esperada de cualquier jugador es unirse a la celebración colectiva. Sin embargo, según se reportó en la transmisión de Zapping, Estrada tuvo una respuesta totalmente opuesta: no fue a celebrar con sus compañeros. En lugar de sumarse al grupo, se mantuvo visiblemente frustrado y molesto, gesticulando y manifestando su rabia por el gol que él mismo había fallado minutos antes.
La misma pauta de comportamiento se repitió cuando Carlos Gruezo anotó el tercer gol. Mientras el resto de la plantilla de Liga de Quito se abrazaba y compartía la alegría del momento, Michael Estrada se mantuvo al margen, concentrado en su propia decepción. Esta actitud, si bien inusual y asombrosa para los espectadores, es un indicativo de la alta autoexigencia y el enojo profundo que el delantero sentía consigo mismo por no poder contribuir al marcador de la forma que esperaba.
El comportamiento de Estrada es un ejemplo de cómo la frustración personal en un deporte de equipo puede temporalmente aislar a un jugador del éxito colectivo. Los delanteros a menudo ligan su valía y rendimiento directamente a los goles. Al fallar una chance clara, Estrada se castigó mentalmente, lo que lo llevó a no disfrutar del éxito de Alvarado o el otro anotador. Su mente no estaba en la celebración, sino en la oportunidad desperdiciada, una señal de su deseo intenso de anotar.