Mientras Jeremy Arévalo quiere estar en la Tri como sea, el jugador que no quiere volver aunque le supliquen
Hay unos que tienen muchas ganas de defender la camiseta tricolor mientras otros andan resentidos
El panorama de las convocatorias a la Selección Ecuatoriana de Fútbol está marcado por dos posturas diametralmente opuestas entre sus talentos: mientras la nueva generación, personificada en Jeremy Arévalo, ansía formar parte de 'La Tri' a cualquier costo, un referente de la defensa como Robert Arboleda parece haber cerrado el capítulo con el combinado nacional, incluso ante posibles llamados de emergencia y promesas de compensación.
El joven mediocampista Jeremy Arévalo (actualmente en el fútbol europeo) representa la ambición de la nueva sangre ecuatoriana. Su postura es la de un jugador que "quiere estar en La Tri como sea", demostrando un compromiso total y una sed inagotable de vestir la camiseta nacional. Esta disposición no solo se limita a los partidos oficiales, sino a cualquier microciclo o convocatoria, reflejando el deseo de consolidarse como una pieza clave para el futuro de la selección y de no dejar pasar ninguna oportunidad.
En el polo opuesto se encuentra Robert Arboleda, el experimentado zaguero central del São Paulo de Brasil. Pese a su indudable calidad y su estatus como uno de los mejores defensores ecuatorianos en el extranjero, Arboleda ha expresado un claro desinterés por volver a la selección. Su postura es radical: "ya no quiere volver aunque lo llamen y le supliquen", un mensaje que resuena con fuerza en un momento donde la defensa ecuatoriana siempre necesita variantes de jerarquía.
La resistencia de Arboleda a regresar a 'La Tri' se ha interpretado como una decisión personal y definitiva que va más allá de lo económico o lo deportivo. Aunque se especula que parte de su desapego pudo deberse a ciertas controversias o al desgaste por situaciones internas pasadas, el mensaje que transmite es de haber puesto un punto final a su ciclo internacional, sin importar si la FEF o el cuerpo técnico intentan convencerlo con gestiones o llamados emotivos.
Este contraste de actitudes plantea un desafío al cuerpo técnico de la Selección. Por un lado, tienen la energía y la disposición total de jóvenes como Arévalo, listos para sacrificarlo todo por un lugar; por el otro, deben lidiar con la ausencia voluntaria de un jugador de la talla y la experiencia de Arboleda, cuyo vacío en la defensa no es fácil de llenar. Esta situación obliga a acelerar los procesos de consolidación de nuevos centrales.
En definitiva, mientras Jeremy Arévalo se postula como el futuro de la Selección, demostrando una actitud encomiable de sacrificio y compromiso por vestir la camiseta, la baja de Robert Arboleda marca el fin de una era. La decisión del defensor, a pesar de la insistencia que pueda haber, obliga al cuerpo técnico a mirar hacia adelante y a confiar en los talentos que sí demuestran una total disposición y ganas inquebrantables de ser parte de 'La Tri'.