No juega hace 3 meses y ahora mira el nuevo golpe bajo en Inter Miami Para Allen Obando
El ecuatoriano ya ni siquiera entrena con sus compañeros, lo tienen separado a un costado de la cancha viendo a Messi desde lejos
El ambiente en el centro de entrenamiento del Inter Miami es, sin duda, uno de los más mediáticos del mundo. La presencia de Lionel Messi ha convertido cada práctica en un evento global, con cámaras y periodistas de todo el mundo. Sin embargo, detrás del brillo y la euforia que rodea a la superestrella argentina, se esconde una realidad mucho más cruda para otros jugadores, como es el caso del ecuatoriano Allen Obando.
La situación de Obando en el club de Florida se ha convertido en un tema de gran preocupación entre sus seguidores. De acuerdo con los reportes, el joven jugador lleva casi tres meses sin ser tomado en cuenta para los partidos oficiales, una ausencia prolongada que ha generado especulaciones sobre su futuro en el equipo.
Pero el presunto trato hacia Obando va más allá de la falta de minutos en la cancha. El ecuatoriano, que hasta hace poco entrenaba con el grupo principal, ha sido relegado a un costado del campo. La narrativa que ha surgido en torno al jugador es que ha sido separado de sus compañeros, observando la sesión de práctica a la distancia mientras el resto del equipo, incluido Messi, trabaja en la cancha principal.
Esta imagen de Obando en la banca es un símbolo del gran contraste que existe en un equipo lleno de estrellas. La llegada de Messi trajo consigo una gran atención y una alta exigencia, y jugadores como el ecuatoriano, que no han logrado consolidarse, parecen haber sido relegados a un segundo plano, generando un sentimiento de desilusión entre los aficionados.
Para un joven futbolista con gran potencial, la inactividad y el aislamiento son un golpe duro para su carrera. Su futuro en el club se ha vuelto incierto, ya que su falta de participación en los partidos y su aparente separación del grupo generan dudas sobre su rol en el proyecto deportivo del Inter Miami.
La historia de Allen Obando es un recordatorio de que en el glamuroso mundo del fútbol, no todos los jugadores tienen el mismo trato. Su situación sirve como un fuerte contraste con la narrativa de éxito que rodea al equipo, lo que ha levantado serias preguntas sobre la gestión y el desarrollo de sus talentos menos mediáticos.
