En vez de hablar que Angelo Preciado lo quiso insultar, lo que dijo Beccacece tras no ganarle a México
El entrenador no se quiso meter en el tema que sacó a Preciado a los 30 minutos y estaba muy enojado, aunque él mismo lo quemó
Ante el tenso ambiente generado por la sustitución de Ángelo Preciado al minuto 27 del primer tiempo contra México, y el consecuente enfado visible del jugador, el entrenador Sebastián Beccacece optó por una estrategia de desvío de la atención mediática en la rueda de prensa. En lugar de abordar el incidente que lo expuso públicamente, el técnico se enfocó en un análisis superficial del partido, prefiriendo destacar aspectos positivos y el compromiso de su plantilla.
La frase elegida por Beccacece como eje de su comparecencia fue: “En el segundo tiempo impusimos condiciones, nos animamos a jugar y rematamos al arco. Mis sensaciones son valiosas desde la actitud del equipo, buscaremos mejorar el volumen de ataque”. Con esto, el DT buscó construir una narrativa de resiliencia y mejora progresiva, a pesar de que el primer tiempo fue de claro dominio mexicano y el cambio de Preciado, por bajo rendimiento, fue la acción más criticada de la noche.
El no querer inmiscuirse en el tema Preciado fue una decisión consciente del estratega. La temprana y humillante sustitución, que evidenció el mal desempeño del lateral y su furiosa reacción al salir, puso a Beccacece en el ojo del huracán. Al "quemar" a un jugador clave en un momento tan temprano, el entrenador asumió el riesgo de crear un conflicto interno, pero se negó a alimentar la controversia con una explicación detallada, optando por el silencio ante la indisciplina.
Al destacar que "buscaremos mejorar el volumen de ataque", el técnico admitió de manera indirecta la principal falencia de su equipo, sin entrar en detalles tácticos sobre por qué no se logró ese volumen desde el inicio. Esta declaración general buscó mostrar un enfoque en el futuro y la mejora continua, sirviendo como un comodín para reconocer la crítica futbolística sin profundizar en las decisiones que llevaron al pobre rendimiento inicial.
La mención a la "actitud del equipo" fue otro pilar de su defensa. Alabando el espíritu de sus jugadores, Beccacece pudo justificar el empate sin necesidad de cuestionar su propio planteamiento. En el contexto de un equipo que, según él, compitió con "jugadores que no están en las mejores ligas", la actitud se convierte en el máximo valor, desviando la conversación de la falta de un sistema de juego ofensivo claro y efectivo.
En resumen, la estrategia de Beccacece fue la de un político en crisis: evitar el tema delicado (el enojo de Preciado y la sustitución controversial) y enfocar el discurso en generalidades positivas (la actitud y la mejora en el segundo tiempo). Si bien logró evitar la confrontación directa sobre la tensa situación con Preciado, su negativa a dar una explicación detallada solo sirvió para aumentar las dudas sobre la gestión del camerino y la claridad de su proyecto táctico.