Guillermo Almada sueña con dirigir a la Tri y tendría esta condición para reemplazar a Beccacece
El entrenador uruguayo nunca ha escondido su deseo de estar al frente de Ecuador, pero deben cumplirle con algo
El entrenador uruguayo Guillermo Almada nunca ha ocultado su profundo deseo de dirigir a la Selección Ecuatoriana de Fútbol, un anhelo que se remonta a su exitoso paso por Barcelona SC, donde se ganó el cariño de la afición y el respeto por su estilo de juego ofensivo. Para el estratega, tomar las riendas de La Tri sería la culminación de un proceso de conexión especial con el país, donde además cree firmemente en el potencial de los futbolistas ecuatorianos para alcanzar cotas históricas.
Sin embargo, para que Almada acepte eventualmente tomar el lugar de un técnico como Sebastián Beccacece, o cualquier otro que esté en el cargo, su disposición estaría supeditada a una condición fundamental, ligada a su independencia total en la toma de decisiones. El uruguayo exige poder armar la convocatoria completa sin ningún tipo de injerencia externa. Esta postura se basa en la necesidad de trabajar únicamente con los jugadores que se adapten a su idea táctica y que él considere en su mejor momento.
Esta exigencia de control total sobre la lista de convocados no es un simple capricho, sino una filosofía de trabajo que ha mantenido a lo largo de su carrera. La condición busca garantizar que el proyecto deportivo se construya bajo sus criterios técnicos y evitar cualquier tipo de presión o recomendación externa que comprometa la meritocracia en la selección. Almada quiere la seguridad de que solo los futbolistas que él considere idóneos, y que se ajusten a su visión, representarán al país.
La solicitud de Almada cobra especial relevancia en el contexto del fútbol ecuatoriano, donde en el pasado han existido suspicacias y rumores sobre supuestas recomendaciones o promociones de ciertos jugadores en las convocatorias. Al exigir autonomía total para elegir a quienes le "gusten", el entrenador busca blindar su gestión y concentrarse exclusivamente en el rendimiento deportivo, asegurando transparencia y equidad en el proceso de selección.
Para la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), aceptar esta condición implicaría un voto de confianza absoluto en el criterio del uruguayo, otorgándole el poder de confeccionar el plantel sin limitaciones. Esta promesa de independencia total sería la llave para convencer a Almada, ya que la oportunidad de dirigir a la Selección con carta blanca es la única manera en que el técnico estaría dispuesto a dejar su actual estabilidad en el extranjero para asumir el gran reto de La Tri.