Aunque hizo el gol al Orense, lo que gritaron los hinchas de BSC cuando le quitó el penal Janner Corozo a Rojas
Los aficionados terminaron gritando el tanto en Machala, luego de una falta penal sobre Miguel Parrales
El ambiente en el Estadio de Machaala se cargó de tensión durante el partido entre Barcelona Sporting Club y Orense, no solo por el resultado, sino por un episodio puntual que desató una reacción inesperada en las gradas. El momento crucial fue la sanción de un tiro penal a favor del equipo torero, una oportunidad de oro para abrir el marcador o ampliar la ventaja y tranquilizar el pulso del encuentro.
Cuando el árbitro señaló la pena máxima, el jugador que de forma natural se perfiló para ejecutar el cobro fue Joao Rojas, una de las figuras más talentosas del equipo y un futbolista cuya presencia generaba confianza en la hinchada. Sin embargo, en un acto que evidenció la falta de un orden claro en la jerarquía de cobradores o quizás un exceso de confianza, Janner Corozo se interpuso en el camino, reclamando la potestad de patear.
La imagen de Corozo tomando el balón y sacándolo de las manos de Rojas provocó una reacción inmediata y visceral entre los aficionados presentes. En lugar de alentar al nuevo ejecutor, los hinchas, quienes esperaban ver a Rojas cobrando, soltaron un grito masivo de "¡Noooo!", reflejando su descontento y temor ante el cambio de último momento. Querían ver a Joao Rojas en el punto penal, una muestra de que su confianza estaba depositada en él para ese momento clave.
La preocupación de la hinchada se fundamentaba en el riesgo de que el cambio pudiera generar un fallo, afectando la moral del equipo en un partido crucial. El grito de "¡Noooo!" fue una manifestación de la presión que sienten los seguidores del Barcelona S.C., donde cualquier decisión en momentos de alta tensión es examinada bajo la lupa de la potencial catástrofe. Había una clara preferencia por el historial y la frialdad de Rojas en ese tipo de situaciones.
No obstante, Janner Corozo demostró personalidad y frialdad para ignorar el clamor de la tribuna y concentrarse en el arco rival. Con una ejecución precisa, el extremo logró transformar el penal en gol, haciendo explotar el júbilo en el Monumental y acallando, de golpe, las críticas y el miedo de la fanaticada que recién había gritado su desaprobación. El tanto fue un respiro tanto para el equipo como para el propio Corozo.
