Con razón querían jugar como sea, mira en dónde iban a dormir los de Libertad si reiniciaban mañana ante Liga de Quito
Los jugadores del cuadro lojano estaban complicados con su logística, porque los hoteles estaban copados por el concierto de Shakira
La insistencia de los jugadores de Libertad por reanudar el partido contra LDU, incluso con la iluminación parcial en el Rodrigo Paz Delgado, tenía una explicación extradeportiva fundamental: la logística de alojamiento. La delegación lojana se encontró con una situación crítica en Quito, pues la ciudad estaba experimentando una altísima demanda hotelera debido a un evento masivo programado: el concierto de la superestrella mundial, Shakira, que, según registros, tuvo múltiples fechas en la capital ecuatoriana en ese periodo (como el 8 de noviembre de 2025).
La presencia de un evento de la magnitud de la gira de Shakira en Quito, que atrae a miles de fanáticos no solo de otras provincias sino también de países vecinos, satura rápidamente la capacidad de los hoteles de la ciudad. El impacto económico y turístico de un megaconcierto eleva la ocupación hotelera a niveles máximos. Para un equipo visitante como Libertad, que necesita reservas garantizadas para su concentración, encontrarse con los hoteles "copados" era una complicación mayúscula que amenazaba su estadía si el partido se suspendía hasta el día siguiente.
La situación era tan apremiante que, según se mencionó en el programa deportivo Zapping, la delegación de Libertad corría el riesgo de tener que pasar la noche en el autobús que los había transportado desde Loja a Quito. Esta posibilidad, además de ser incómoda e indigna para atletas profesionales, comprometía seriamente el descanso y el rendimiento de los jugadores si el partido se reanudaba al día siguiente. La perspectiva de un viaje largo y luego dormir en el bus es un factor de estrés y fatiga considerable.
La urgencia logística proporciona un contexto muy claro a la acción de los capitanes, José Quintero (LDU) y Frangoy Zambrano (Libertad), al pedir al árbitro que permitiera la reanudación del juego "como sea". Mientras que LDU, como equipo local, no enfrentaba el mismo problema de alojamiento, la empatía deportiva y la necesidad de evitar la reprogramación hizo que el capitán albo también presionara. Para Libertad, terminar el partido esa noche era la única forma de garantizar un retorno inmediato y organizado a Loja, evitando la pesadilla logística en Quito.
Aunque el árbitro debe regirse estrictamente por las normas de seguridad y visibilidad, es innegable que la situación de apremio logístico que vivía el equipo visitante pudo haber llegado a su conocimiento. Si bien no es un factor reglamentario, la presión de evitar una crisis logística y de imagen (un equipo durmiendo en un bus) pudo haber inclinado la balanza para que el referí flexibilizara su criterio sobre el 100% de luminarias, reanudando el juego en condiciones de "suficiente" visibilidad para que el partido se pudiera completar esa misma noche.