Jugó en Barcelona SC y Emelec, estuvo en prisión, ahora es cuidador de parques
Un ex jugador de los equipos de Guayaquil ahora se encuentra como jardinero
La vida después del fútbol profesional a menudo toma rumbos inesperados, alejados de los grandes estadios y los reflectores. Un ejemplo inspirador de esta transición es la de Freddy Olivo, un exfutbolista que supo brillar en el mediocampo de importantes clubes ecuatorianos y que hoy dedica su pasión y esfuerzo a una labor social fundamental en su amado Portoviejo: cuidar los parques de la ciudad.
Hace tan solo unos años, Freddy Olivo era el encargado de cuidar el mediocampo en equipos de primera línea, imponiendo su marca y distribuyendo el juego. Su carrera lo llevó por clubes de gran trayectoria como Barcelona SC, Deportivo Quito, Liga de Portoviejo, Manta y Delfín, dejando una huella de profesionalismo y entrega en cada cancha donde jugó. Su presencia era sinónimo de equilibrio y garra en el centro del campo.
La trayectoria de Olivo no se limitó al ámbito nacional; también tuvo la oportunidad de disputar la prestigiosa Copa Libertadores, el torneo de clubes más importante de Sudamérica. En cada estadio, desde los más imponentes hasta los más humildes, supo dejar su sello, demostrando su calidad y su compromiso con el deporte que tanto amó y que le dio tantas alegrías.
Hoy, a sus 42 años, Freddy ya no está bajo los intensos reflectores de los grandes partidos, sino bajo la sombra protectora de los árboles, a los que cuida con una dedicación que antes ponía en cada balón. Aunque nació en Esmeraldas, fue Portoviejo la ciudad que se ganó su corazón y donde ahora busca retribuir a la comunidad a través de su nuevo rol.
Su filosofía de vida y de trabajo sigue ligada a los valores que el fútbol le inculcó. "El fútbol me enseñó a trabajar en equipo, a no rendirme", relató el exvolante de corte, mientras realizaba labores de poda en el parque Las Vegas. "Hoy aplico eso todos los días en Portoparques", añadió con la convicción de quien ha encontrado un nuevo propósito.
En su actual función, Freddy Olivo se encarga de mantener en óptimas condiciones los espacios públicos de los parques. Su labor va desde la poda de árboles y el mantenimiento de jardines hasta asegurar que las áreas verdes sean lugares seguros y agradables para la ciudadanía. Es un trabajo minucioso y constante, lejos de los aplausos masivos, pero con un impacto directo en la calidad de vida de los habitantes de Portoviejo.
Para Olivo, esta nueva etapa es una manera directa de seguir contribuyendo a la sociedad, pero desde una trinchera diferente. "Ahora ayudo desde otro lugar: embelleciendo Portoviejo", dijo con orgullo. Su voz reflejaba la satisfacción de saber que su esfuerzo diario contribuye a crear un entorno más bonito y funcional para su comunidad adoptiva, un legado que va más allá de los trofeos y las canchas.
La historia de Freddy Olivo es un inspirador recordatorio de que la disciplina, el trabajo en equipo y la resiliencia aprendidas en el deporte de élite pueden aplicarse en cualquier ámbito de la vida. Su transición de ídolo del mediocampo a guardián de los parques de Portoviejo es un testimonio de humildad, compromiso y el deseo de seguir aportando, demostrando que la grandeza de un deportista trasciende las canchas.