Por David Alomoto
Emelec se quedó con las manos vacías tras la derrota ante Barcelona SC por 2 a 0. El referí estuvo en el centro de la polémica por sus decisiones, entre ellas las tarjetas a Mario Pineida y Xavier Arreaga, así como la mano de Gustavo Vallecilla que no pitó. Augusto Aragón no se quedó callado ante las declaraciones de Jorge Célico: "Pregúntele a él", dijo con contundencia.
Tras la derrota de Emelec en el Clásico del Astillero, el director técnico del equipo "eléctrico", Jorge Célico, realizó unas declaraciones contundentes al referirse a la actuación del árbitro central Augusto Aragón. En un tono de evidente molestia y frustración por algunas decisiones tomadas durante el encuentro, Célico lanzó una acusación directa al señalar: "Parece que Aragón entrena con Barcelona". Esta fuerte afirmación sugiere, desde la perspectiva del entrenador argentino, un supuesto favoritismo o una tendencia del árbitro a favorecer al equipo rival, Barcelona SC, en sus decisiones durante el crucial encuentro.
Estas declaraciones de Jorge Célico rápidamente generaron un gran revuelo en el ámbito del fútbol ecuatoriano, alimentando la ya intensa rivalidad entre los dos clubes más populares del país. Sus palabras insinuaron una falta de imparcialidad por parte del colegiado, poniendo en tela de juicio su desempeño en un partido de tanta trascendencia. La contundencia de la frase "Parece que Aragón entrena con Barcelona" dejó claro el profundo desacuerdo y la sensación de perjuicio que sintió el cuerpo técnico y la hinchada de Emelec tras el Clásico.
La reciente actuación de Augusto Aragón en el Clásico del Astillero ha reavivado las críticas sobre su desempeño arbitral, extendiéndose más allá de jugadas puntuales para cuestionar su manejo general del encuentro. Los señalamientos de la afición y los analistas deportivos coinciden en que su arbitraje careció de la firmeza y la consistencia necesarias para un partido de tal magnitud, dejando la sensación de que ciertas decisiones fueron inconsistentes y perjudiciales para uno de los equipos contendientes.
Una de las jugadas que generó mayor controversia fue la presunta falta de sanción con segunda tarjeta amarilla a Xavier Arreaga de Barcelona SC al minuto 47, una acción que, de haberse aplicado el reglamento, habría dejado a su equipo con un jugador menos durante gran parte del segundo tiempo. Asimismo, la permisividad mostrada en la entrada de Mario Pineida, que muchos consideran merecedora de expulsión directa por la peligrosidad de la acción, alimentó la percepción de una falta de criterio uniforme en la aplicación de las tarjetas disciplinarias.
Otro momento clave que desató la polémica fue el penal sancionado a favor de Barcelona SC por una falta de Jhonny Quiñónez sobre Janner Corozo en el segundo tiempo. Si bien algunos consideran que la acción se ajusta al reglamento al tratarse de una carga por detrás sobre el hombro de un jugador desentendido del balón, otros argumentan que la intensidad y la interpretación de este tipo de jugadas suelen ser variables, generando dudas sobre la claridad del criterio arbitral en este caso específico.
La persistente designación de Augusto Aragón por parte de la Comisión de Arbitraje de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) a pesar de las recurrentes críticas sobre su desempeño ha generado interrogantes sobre los criterios de evaluación y selección de los árbitros para partidos de alta exigencia. La acumulación de jugadas dudosas y decisiones inconsistentes en sus recientes actuaciones ha llevado a un sector importante de la afición y la prensa deportiva a cuestionar su idoneidad para dirigir encuentros de la trascendencia del Clásico del Astillero.
La primera imagen describe una acción de juego donde Mario Pineida extiende su pierna impactando a un rival a la altura de la pantorrilla. Esta acción, dependiendo de su fuerza e intención, podría ser considerada una falta merecedora de tarjeta amarilla por juego brusco o incluso tarjeta roja por juego peligroso si se considera que puso en riesgo la integridad física del adversario. La decisión arbitral en este tipo de jugadas es crucial y a menudo genera debate entre jugadores, técnicos y aficionados.
La segunda imagen describe una situación donde un jugador de Emelec, Ruiz, se proyectaba al ataque y, de no haber sido interceptado por la falta de Xavier Arreaga, habría tenido una clara oportunidad de gol. La descripción sugiere que Ruiz tenía espacio para maniobrar y dirigirse hacia el arco rival sin oposición directa. En este contexto, la falta cometida por Arreaga podría interpretarse como una acción para cortar una jugada manifiesta de gol, lo que según el reglamento, podría ameritar una tarjeta roja directa, especialmente si no hubo intención de disputar el balón de manera lícita.
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