Liga Pro A

Le perjudicaron a Emelec contra Macará y los terminaron humillando, mira la jugada

Emelec terminó cayendo por 3 a 0 en el Bellavista de Ambato

Por David Alomoto

Emelec / Foto: API
Emelec / Foto: API

La goleada 3-0 de Macará a Emelec en el Estadio Bellavista, el 2 de noviembre de 2025, no solo fue un resultado adverso para el 'Bombillo', sino que quedará marcada en la historia reciente de la LigaPro por una particularidad inusual: los tres goles de Macará llegaron por la vía del tiro penal. Este hecho sin precedentes generó un ambiente de indignación y sospecha en el entorno de Emelec, que sintió que las decisiones arbitrales fueron el factor determinante y la causa principal de la "humillación" sufrida en Ambato.

El primer y más decisivo cobro penal, a los 37 minutos del primer tiempo, vino acompañado de una sanción aún más severa: la expulsión de Diogo Baguí, defensor de Emelec. El juez central, Gorky Araujo, sancionó la falta dentro del área y, tras la revisión del VAR, confirmó la tarjeta roja por evitar una ocasión manifiesta de gol (DOGSO). Esta decisión dejó al equipo 'eléctrico' con diez hombres muy temprano en el partido, condicionando por completo el desarrollo del encuentro y alimentando la percepción de que el arbitraje estaba siendo excesivamente riguroso con los azules.

La situación se tornó insostenible con la llegada del segundo y tercer penal para Macará. Aunque los árbitros interpretaron que las acciones dentro del área cumplían con los criterios para la pena máxima, la reiteración de los cobros a favor del equipo local, sumada a la inferioridad numérica de Emelec, incrementó la sensación de que el arbitraje se había ensañado. Cada penal, convertido por Ángel Ledesma, Federico Paz y Janpol Morales, no solo sumaba un gol al marcador, sino también un nuevo punto de quiebre en la paciencia de la afición y directiva de Emelec.

En contraste con la expulsión de Diogo Baguí, el gran foco de la controversia y el descontento de Emelec fue la no expulsión de un jugador de Macará en el transcurso del partido, particularmente en acciones que, bajo el mismo criterio de rigor, merecían una sanción similar a la recibida por el defensor 'eléctrico'. Aunque las fuentes no señalan un nombre específico, la crítica se centró en la disparidad de criterios del árbitro Araujo, quien fue estricto con Emelec, dejándolo con uno menos, pero supuestamente condescendiente con jugadas de Macará que pudieron haber resultado en una tarjeta roja, afectando la igualdad de condiciones en el campo.

Tras el pitazo final, la indignación en el bando 'eléctrico' fue total. El resultado, la forma en que se produjo y, sobre todo, la acumulación de decisiones polémicas desataron un vendaval de críticas contra el cuerpo arbitral y el sistema de videoarbitraje (VAR). La directiva y el cuerpo técnico, sintiéndose perjudicados, no dudaron en expresar que las decisiones de Gorky Araujo habían adulterado el partido y que la derrota no era solo consecuencia de sus errores, sino de un arbitraje sesgado o, al menos, inconsistente.

La derrota por 3-0, cimentada en la polémica arbitral, tuvo un impacto demoledor. No solo significó una humillación y una complicación en la tabla de posiciones, sino que reavivó el debate sobre la calidad del arbitraje en la LigaPro. Para Emelec, el partido se convirtió en el símbolo de una crisis más profunda, donde las excusas se mezclan con las falencias propias. El encuentro dejó claro que, más allá de los errores de sus jugadores, la afición recordará ese día como aquel en que tres penales y una disparidad de criterios hundieron al equipo en la vergüenza deportiva.

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