Luego que lo molestaron por las "Ibarradas" que hacía en los partidos, la contundente respuesta de Johvani Ibarra
El ex portero de El Nacional y Deportivo Quito habló sobre las famosas "Ibarradas" que hacía en los partidos
Johvani Ibarra, uno de los guardametas más emblemáticos y carismáticos en la historia del fútbol ecuatoriano y mundialista con la Tri, siempre estuvo rodeado de una dualidad: su espectacular capacidad bajo los tres palos se contrastaba ocasionalmente con errores singulares, bautizados popularmente por la afición como "Ibarradas". Esta etiqueta, que hacía referencia a fallos inesperados en momentos cruciales, ha sido un tema recurrente al repasar su trayectoria, algo que el exarquero ha optado por confrontar con una perspectiva clara y contundente.
Ante la persistencia de las preguntas y la constante mención a sus errores, Ibarra ofreció una respuesta que encapsula su legado y prioriza sus logros sobre las críticas. Con la franqueza que lo caracteriza, el exguardameta afirmó categóricamente: "No recuerdo las 'Ibarradas', sino los títulos". Esta frase es el reflejo de una memoria selectiva y un enfoque mental en lo positivo que le permitió alcanzar la cima del fútbol nacional.
La esencia de su respuesta se centra en la trascendencia de los logros colectivos por encima de los errores individuales. Ibarra enfatizó que lo que realmente lleva "en la memoria y en el corazón" son los campeonatos que ganó con El Nacional y el Deportivo Quito. Con el club Criollo es un símbolo indiscutible, habiendo conquistado cuatro títulos nacionales, y con el Deportivo Quito fue parte fundamental de la histórica racha de tres campeonatos consecutivos (siendo campeón en 2008 y 2009 con la Academia), poniendo fin a una sequía de más de 40 años para el club.
Este enfoque no es un simple ejercicio de negación, sino una filosofía de vida y carrera deportiva. Ibarra ha explicado en otras ocasiones que sufre de "amnesia con las cosas malas", una táctica para aprender de los errores y superarlos sin que lo lastren. Al distanciarse de la etiqueta de las "Ibarradas", el exarquero busca que su legado sea recordado por su palmarés, por la imponente cantidad de partidos disputados en Serie A (más de 600) y por ser una figura clave en la clasificación de Ecuador a su primer Mundial, Corea-Japón 2002.
La contundente declaración sirve como una lección para las nuevas generaciones de futbolistas, a quienes el ahora entrenador les recomienda enfocarse en el trabajo y los resultados. Ibarra defiende que, en el deporte de alto rendimiento, solo los trofeos y la historia de gloria perduran. El balance final de su carrera, cargado de más de media docena de títulos nacionales y su participación mundialista, eclipsa cualquier fallo puntual que la afición haya inmortalizado con el ingenio popular.