Respeto para la plantilla de Emelec, mira todo el calvario que están pasando y aún así ganaron al Delfín SC
El cuadro Millonario está en pésimo momento y aún así consiguieron ganarle al Cetáceo por 1 a 0
La reciente victoria de Emelec ante Delfín SC, en un contexto de profunda crisis institucional y económica, no es un triunfo deportivo común, sino un verdadero acto de resistencia. La plantilla y el cuerpo técnico han demostrado un profesionalismo que raya en el heroísmo, al sobreponerse a una serie de adversidades que minarían la moral de cualquier equipo. La falta de pago de sus salarios se ha traducido en la paralización de entrenamientos y concentraciones, medidas extremas que reflejan la desesperación de un grupo que, pese a todo, sigue compitiendo y ganando en la cancha.
El conflicto económico en el club es tan grave que ha afectado directamente la rutina diaria del plantel. La decisión de "No entrenan por falta de pago" y "No concentran por falta de pago" no es un capricho, sino una forma legítima y drástica de protesta ante el incumplimiento reiterado de la dirigencia. Estas acciones, que comprometen la preparación física y táctica, convierten cada partido en una proeza. Aún con el desgaste emocional y la escasa preparación logística, el equipo saltó al campo y se impuso al Delfín.
La precariedad de la situación se extiende incluso a la cabeza del cuerpo técnico, Guillermo Duró, quien según los reportes, "NO cobra desde que llegó". Que el líder deportivo de la plantilla trabaje sin percibir un solo dólar desde su arribo es un indicativo del nivel de colapso financiero que vive la institución. Su permanencia y esfuerzo, a pesar de estas condiciones, son un pilar fundamental para mantener la cohesión y el enfoque de un grupo que tiene todos los motivos para desmoronarse.
A la asfixia interna por la falta de pagos se suma la presión externa, con la llegada semanal de demandas judiciales. "Cada semana llegan demandas" es una frase que grafica la constante incertidumbre legal y financiera que acecha al club, poniendo en riesgo incluso su estabilidad institucional. Los jugadores son testigos de que, tras "darles unos plazos" para la cancelación de haberes, estos "no cumplen". Este ciclo de promesas rotas y aplazamientos genera un desgaste mental inmenso, obligando a los futbolistas a ser, además de atletas, gestores de su propia crisis.
Sin embargo, el coraje de este grupo emerge en medio del caos, culminando en la victoria. El hecho de que "GANAN" a pesar de todas las carencias es lo que inspira un "Respeto y admiración a esta plantilla de Emelec y su CT". Esta victoria no se explica con tácticas ni esquemas, sino con una inquebrantable fuerza mental y un profundo sentido de profesionalismo. Es un grito de dignidad que resuena en la cancha, donde los futbolistas deciden dejar de lado sus problemas personales y económicos para honrar su camiseta.
En retrospectiva, la victoria ante el Delfín SC es un faro de la resiliencia humana en el deporte. Esta plantilla ha demostrado que el espíritu colectivo puede superar las peores crisis económicas y administrativas. Su triunfo es una bofetada a la mala gestión y una lección de entereza, obligando a la dirigencia a reflexionar sobre el sacrificio que sus empleados están haciendo para mantener el prestigio de una de las instituciones más grandes del fútbol ecuatoriano.