(VIDEO) Entre lágrimas, Damián Manso contó el pedido que le hizo el Patón Bauza cuando estaba en un hotel de Argentina
El Piojo recordó con nostalgia y mucho respecto al entrenador, en el famoso documental del Patón Bauza
La relación entre Damián "Piojo" Manso y Edgardo "Patón" Bauza, forjada en la gesta histórica de la Copa Libertadores 2008 con Liga de Quito, trascendió lo meramente profesional. En recientes y emotivas declaraciones, Manso reveló uno de los momentos más conmovedores que vivió bajo la dirección del Patón, un gesto que subraya la calidad humana del estratega argentino, quien lo veía más allá del campo de juego.
El "Piojo" contó que el episodio tuvo lugar durante una concentración del equipo, cuando la disciplina y el enfoque en el objetivo eran máximos. En un momento inesperado, Bauza lo interceptó y le hizo un pedido inusual, especialmente en el rígido ambiente de la concentración hotelera: le exigió que rompiera el protocolo para ir a ver a su familia que recién había llegado a Argentina. Este tipo de permiso era una rareza, demostrando la sensibilidad de Bauza.
Según Manso, Bauza, con una profunda empatía, se dio cuenta del estado anímico del jugador, quien se encontraba solo en el hotel mientras su familia aterrizaba en su país de origen. El Patón, priorizando el bienestar personal por encima de las estrictas reglas de concentración, le ordenó: "Andate a ver a tu familia". Manso recordó este momento con lágrimas, reconociendo el inmenso valor que tenía ese gesto de Bauza, quien lo trataba "como a un hijo".
El futbolista argentino destacó que este nivel de preocupación y respeto cimentó una relación estrecha y única con su entrenador. Esta admiración mutua no solo se debía a la visión táctica de Bauza, sino a la forma en que manejaba el camerino, siempre desde la humanidad y el liderazgo paternal. El Piojo confesó que Bauza fue quien le "devolvió la alegría de jugar al fútbol", tras haber perdido el rumbo en un momento de su carrera.
La anécdota es significativa porque explica, en gran medida, la química y el compromiso total que existía en aquel mítico plantel de Liga de Quito campeón de América. Manso enfatizó que él y sus compañeros estaban dispuestos a "romperse por él" en la cancha, ya que no podían fallarle a un entrenador que les ofrecía confianza incondicional, tanto en lo deportivo como en lo personal, y que ponía la calidad humana por delante del resultado.