Es de los jugadores más caros de Palmeiras, lo quiso hasta el Liverpool y Chelsea, pero Bryan Ramírez lo tuvo de hijo

El delantero ecuatoriano hizo lo que quiso por todo el frente de ataque, nadie lo podía detener

El delantero ecuatoriano hizo lo que quiso por todo el frente de ataque, nadie lo podía detener
El delantero ecuatoriano hizo lo que quiso por todo el frente de ataque, nadie lo podía detener
Foto de David Alomoto
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La semifinal de la Copa Libertadores en el Estadio Rodrigo Paz Delgado de Quito se transformó en una vitrina inesperada para el talento ecuatoriano, especialmente para Bryan Ramírez de LDU. El delantero no solo destacó en el esquema ofensivo de su equipo, sino que logró opacar por completo a una de las estrellas de Palmeiras, un jugador con un altísimo valor de mercado y codiciado por gigantes europeos como Liverpool y Chelsea. La batalla individual de la noche la ganó, sin lugar a dudas, el atacante local.

El jugador en cuestión era el joven delantero brasileño Vitor Roque, cuya cotización se cuenta entre las más altas del fútbol sudamericano, atrayendo el interés de los clubes más poderosos del planeta. Los scouts europeos estaban presentes para confirmar su estatus de promesa, pero se encontraron con un partido en el que la figura del Verdão lució desconectada y neutralizada por el entorno y la marcación. En contraste, Ramírez brilló con luz propia a pesar de la presión del encuentro.

La actuación de Bryan Ramírez fue descrita en varios medios como una exhibición de dominio individual absoluto. El ecuatoriano se movió por todo el frente de ataque con una libertad y una explosividad que resultaron inmanejables para la defensa de Palmeiras. Su constante cambio de ritmo, sumado a la altura de Quito, hizo que los defensores brasileños, que son de talla internacional, fueran incapaces de seguirle el paso o anticipar sus movimientos.

La metáfora de que Ramírez "lo tuvo de hijo" al costoso delantero brasileño se popularizó rápidamente, aludiendo a la superioridad con la que el jugador de LDU dominó el escenario y la atención mediática. Mientras Vitor Roque se debatía entre la fatiga y la falta de protagonismo, el ecuatoriano se erigió como la principal amenaza ofensiva de la noche. La diferencia de impacto entre un jugador de millones de euros y otro que lucha por consolidarse en el mercado fue abrumadora a favor de Ramírez.

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La imparable ráfaga ofensiva de Ramírez se manifestó en su capacidad de regates exitosos y de generar constante peligro. No importaba quién intentara detenerlo, el delantero ecuatoriano encontraba la manera de desbordar o de tejer jugadas de peligro, obligando a Palmeiras a replegarse y cometer faltas. Su velocidad y atrevimiento fueron las armas que nadie en la zaga brasileña pudo contrarrestar de manera efectiva, consolidándolo como el motor ofensivo de LDU.

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