La razón por la que pegaron el grito en el cielo Peñarol y Nacional a Liga de Quito tras pasar a semis de Libertadores
Los clubes uruguayos rivales en cancha, ahora se unieron para reclamar a LDU por su publicación: "Definitivamente el Morumbí te mat*"
La euforia de Liga de Quito tras eliminar a São Paulo y pasar a las semifinales de la Copa Libertadores se transformó en una controversia inesperada que unió a los archirrivales uruguayos, Peñarol y Nacional. La causa del conflicto fue el polémico mensaje publicado por el club albo en su cuenta de X (anteriormente Twitter) que se mofaba del cuadro brasileño: "definitivamente el Morumbí si te mat"*. Este juego de palabras, que pretendía ser un golpe de ingenio, resonó de manera dolorosa en la memoria del fútbol uruguayo.
La razón por la que ambos gigantes de Montevideo, usualmente divididos por una rivalidad histórica, alzaron la voz fue porque la frase utilizada por LDU evocaba un recuerdo trágico en el mismo estadio brasileño. La palabra "mató" trajo a la memoria el triste fallecimiento del jugador de Nacional, Juan Izquierdo, en el césped del Morumbí hace décadas. Lo que para Liga era una simple burla deportiva, para los uruguayos era una referencia dolorosa a una pérdida humana.
La tragedia de Juan Izquierdo, jugador de Nacional, ocurrió precisamente en el estadio de São Paulo durante un encuentro de Copa Libertadores. Su fallecimiento en la cancha convirtió al Morumbí en un sitio con una carga emotiva y sombría para el fútbol uruguayo. Por ello, la publicación de LDU fue considerada por muchos en el ámbito charrúa como una falta de sensibilidad y respeto, al trivializar la palabra "mató" en un contexto donde ya había ocurrido una tragedia real.
El impacto de la burla de LDU fue tan grande que logró la unión momentánea de Nacional y Peñarol, algo inusual fuera de los temas de selección. Ambos clubes y sus hinchadas compartieron el sentimiento de ofensa, condenando el mensaje de la institución ecuatoriana. Este episodio demostró que ciertas rivalidades y tragedias superan las fronteras de los clásicos nacionales y exigen un código de respeto en la comunicación pública de los clubes.
