(VIDEO) Ya es un hincha más de LDU: Así festejó Ricardo Adé en el Morumbí el pase a semis de Libertadores

El defensor haitiano sigue demostrando su amor por los colores. Cantó el "Yo te daré" mientras se golpeaba el pecho con orgullo

Liga de Quito / Foto: Liga de Quito
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La clasificación de Liga de Quito a las semifinales de la Copa Libertadores fue un triunfo de la jerarquía, la táctica y, sobre todo, la pasión. Si hubo una imagen que encapsuló el sentimiento puro y la identificación total con el club, fue la del defensor haitiano Ricardo Adé. El central, que se ha consolidado como el pilar de la muralla alba, demostró en el Morumbí que su vínculo con LDU va mucho más allá de un contrato profesional: se ha convertido en un hincha incondicional.

Justo después de que el árbitro pitara el final y se sellara la épica eliminación de São Paulo, la celebración de Adé fue instantánea y desbordada. El defensor se unió al pequeño pero bullicioso grupo de aficionados presentes en el estadio brasileño. Mientras el resto del equipo festejaba la hazaña, Adé se concentró en compartir la euforia con la tribuna, confirmando que la mística copera de Liga lo ha absorbido por completo.

El momento cúspide de su celebración llegó cuando, al igual que los aficionados, el haitiano comenzó a entonar el himno de las hazañas internacionales de LDU: el famoso "Yo te daré". Lo hizo con una pasión contagiosa, demostrando que ya domina la letra y el sentimiento del cántico. Esta acción, reservada para los jugadores más identificados con el escudo, lo validó instantáneamente como parte integral de la familia liguista.

Pero el gesto que más caló en la hinchada fue la forma en que acompañó el canto. Mientras gritaba a todo pulmón el "Yo te daré", Ricardo Adé se golpeaba el pecho con orgullo, una clara señal de que sentía los colores. Esta acción es profundamente significativa, ya que demuestra que el defensor no solo está comprometido con el rendimiento en la cancha, sino también con el corazón y la historia del club. Para un jugador extranjero, alcanzar este nivel de identificación es inusual y altamente valorado.

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El defensor haitiano, que llegó a LDU envuelto en ciertas expectativas, se ha ganado el cariño y el respeto de la hinchada no solo por su solidez en la cancha —donde es el líder indiscutible de la defensa— sino por su evidente amor a la camiseta. Su celebración en el Morumbí es la respuesta más honesta a cualquier duda sobre su compromiso, demostrando que su fuerza en la zaga viene acompañada de un profundo sentimiento por los colores que defiende.

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