Parece que no le gustó que solo le den 10 minutos, la cara que puso Piero Hincapié cuando se le acercó Mikel Arteta
El ecuatoriano tuvo su debut en la Premier League, pero para quemar tiempo y aguantar el resultado ante Crystal Palace
El debut de Piero Hincapié con el Arsenal en la Premier League, aunque histórico, estuvo teñido de una notoria frialdad, principalmente en la reacción del jugador tras el pitazo final. Los diez escasos minutos que le concedió Mikel Arteta fueron suficientes para generar una imagen que se viralizó rápidamente: un Hincapié con un semblante de profunda seriedad, evidenciando un posible desagrado por la escasa participación que tuvo en el partido.
La escena que capturó la atención de las cámaras y los aficionados fue el momento en que el técnico español, Mikel Arteta, se acercó al defensor ecuatoriano tras la victoria. Mientras Arteta suele ser efusivo con sus jugadores, buscando el abrazo o la palmada motivacional, Hincapié pareció mantener una distancia notable. Su rostro, lejos de reflejar la euforia del triunfo, se mostraba muy serio, interpretándose como un gesto de frustración por el rol secundario que le tocó asumir.
El lenguaje corporal del zaguero no pasó inadvertido. En lugar de un abrazo o una expresión de cordialidad, se percibió un saludo breve y contenido, una interacción que muchos interpretaron como un rechazo sutil a la demostración de afecto del entrenador. Esta actitud, inusual en un jugador que acaba de debutar con un club de élite tras una transferencia multimillonaria, sugiere que el ecuatoriano esperaba un trato diferente en su estreno en la liga inglesa.
La seriedad del jugador se explica en gran medida por la ambición de un futbolista de su jerarquía. Hincapié, figura consolidada en su selección y con experiencia en la Bundesliga, llegó al Arsenal con la promesa y la expectativa de competir por un puesto titular. Que su debut se haya limitado a los últimos diez minutos, con el partido ya resuelto, pudo haberle parecido una subestimación a su talento, alimentando su descontento personal.
Es evidente que para un jugador que ha costado más de 50 millones de euros, diez minutos no son suficientes. El gesto adusto de Hincapié fue la manifestación silenciosa de su disconformidad con el timing y la duración de su entrada. Él sabe que necesita minutos para adaptarse y justificar la inversión, y un ingreso tan fugaz puede verse como una oportunidad perdida para empezar a demostrar su valía.
En conclusión, la imagen de Piero Hincapié con un rostro sombrío y su aparente rechazo al abrazo de Mikel Arteta se ha convertido en el primer indicio público de la tensión que puede generar la competencia por la titularidad. Este episodio sugiere que el ecuatoriano no se conformará con ser una opción de último momento y que su seriedad es el reflejo de su determinación por ganarse un espacio de mayor peso en el once inicial del Arsenal.