Por David Alomoto
Marcelo Meli dejó Emelec luego de una temporada donde le ponían como uno de los más representativos del plantel. Según información de medios cercanos al plantel en Guayaquil, el jugador acordó no cobrar su deuda que rondaba los 50 mil dólares. De ese modo, no habrá demanda porque transaron darle su pase para "quedar tablas".
El mundo del fútbol profesional a menudo presenta desenlaces inesperados, especialmente cuando las expectativas no se cumplen y las relaciones contractuales llegan a un punto de quiebre. Tal fue el caso de Marcelo Meli, quien recientemente finalizó su vínculo con Emelec, un equipo donde, al inicio de la temporada, se le había catalogado como una de las figuras más representativas y llamadas a liderar el plantel.
La llegada de Meli al cuadro "eléctrico" generó una gran ilusión entre la hinchada y la directiva. Su experiencia previa en clubes de renombre y sus características de mediocampista aguerrido y con buena salida le auguraban un papel protagónico. Sin embargo, su desempeño en el campo no alcanzó el nivel esperado, y lo que prometía ser una temporada estelar terminó diluyéndose en una salida anticipada del club.
La desvinculación de Meli no solo fue una cuestión deportiva, sino que también implicó un trasfondo económico. Según información de medios de comunicación cercanos al plantel en Guayaquil, se reveló que el jugador argentino tenía una deuda pendiente por parte del club que rondaba los 50 mil dólares. Esta cifra, aunque significativa, es parte de las obligaciones contractuales que los clubes asumen con sus futbolistas.
Lo que hace peculiar y destacable el desenlace de esta situación es la forma en que ambas partes llegaron a un acuerdo. Se conoció que Marcelo Meli acordó no cobrar esta deuda, un gesto que, si bien puede parecer inusual, es un indicativo de la voluntad del jugador por facilitar su salida y evitar mayores complicaciones.
Esta decisión de Meli tuvo una consecuencia directa y beneficiosa para ambas partes: no habrá demanda. En el fútbol, es común que las desvinculaciones por incumplimiento de contrato o deudas pendientes terminen en litigios ante instancias deportivas como la FIFA, lo que puede alargar el proceso y generar sanciones para los clubes. Al renunciar a su deuda, Meli evitó este escenario legal.
El acuerdo final entre el jugador y el club fue transar para "quedar tablas". Esto significa que, a cambio de que Meli no exigiera el pago de los 50 mil dólares adeudados, Emelec le entregó su pase libre. De este modo, el futbolista pudo quedar libre de su vínculo contractual sin restricciones, lo que le permite buscar nuevas oportunidades en otro equipo de manera inmediata.
Esta resolución es un ejemplo de pragmatismo en el ámbito deportivo. Emelec logró evitar una potencial demanda y liberarse de una carga salarial y una deuda, mientras que Meli obtuvo la libertad para negociar con cualquier club, sin las ataduras de un contrato vigente o un proceso legal pendiente. Es una forma de minimizar pérdidas para ambas partes cuando una relación no funciona como se esperaba.
Así, la historia de Marcelo Meli en Emelec culmina con una lección sobre las complejidades del fútbol profesional: las expectativas, el rendimiento, las finanzas y las negociaciones fuera del campo. Su salida, marcada por el acuerdo de no cobrar una deuda importante a cambio de su pase, cierra un capítulo y le permite al jugador buscar un nuevo horizonte en su carrera, mientras Emelec reorganiza su plantel.
29/07/2025
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